sábado, 23 de julio de 2011

De nuevo.

Me despierto con ojeras y nuestras charlas escritas en negro sobre blanco aún recorren mi mente, como no hacerlo, hemos hablado de todo, en cierta manera ha sido también una liberación poderle confesar por fin todo lo que pensaba de él cuando era niña y que jamás me atreví a decirle.
He descubierto con el tiempo que le gusta el color café y que ha ido a París. Compartimos un mismo amor por varias cosas...





LB. S.S. 

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