martes, 26 de julio de 2011

Shh...

Las personas no lo saben.
Creen que no lo saben.
Ocultan que lo saben.




Pero se mueren por tener en sus manos el secreto de nuestro amor.










Tu tienes en tus manos el olvido y la razón, las suficientes palabras para tranquilizar este tonto corazón.

domingo, 24 de julio de 2011

Otra vez.

Siento que volveré a perder la cabeza por él.
La tensión está en el aire, se corta con un cuchillo. Vete.
Sí, ¿eso quieres?
No, realmente no. No quisiera que te fueras nunca, pero si quisiera nunca antes haberte conocido, o al menos haberte dejado por ahi, en el pasado.

¿Qué es la vida sin amor?

Sólo un árbol que ha perdido sus hojas.

sábado, 23 de julio de 2011

De nuevo.

Me despierto con ojeras y nuestras charlas escritas en negro sobre blanco aún recorren mi mente, como no hacerlo, hemos hablado de todo, en cierta manera ha sido también una liberación poderle confesar por fin todo lo que pensaba de él cuando era niña y que jamás me atreví a decirle.
He descubierto con el tiempo que le gusta el color café y que ha ido a París. Compartimos un mismo amor por varias cosas...





LB. S.S. 

miércoles, 20 de julio de 2011

Lentamente desvanecer.

Esto se nos desvanece, como eres por dentro no eres por fuera
¿Quién te entiende?
Tienes un aspecto tan dulce y agradable que da miedo el contemplarlo, que embelesa al instante, que fumiga cualquier duda, que ataca por completo y deja vacío el espacio donde va el alma y me deja inmune a cualquier enfermedad.
Eres tú, aquel signo de virtud y de desgracia para mí; aquel que por virtud tiene belleza pero en cambio eres tan igual a cualquiera por tus adentros, y no hablo siquiera de tus sentimientos ¡No! No pudiesen ser más feos y vertiginosos, más dolorosos e hipócritas más siniestros y sin embargo… Te tengo.
Te tengo en mi más ferviente oración, en mi más dulce ocaso, en mi más sonriente mañana, en mis pensamientos por doquier.
Y sin embargo te miro.
Te miro con dulzura y contemplo tu hermosura a pesar de que me quemas, a pesar de que me hieres y de que destrozas en mi todo y nada a la vez, todo por lo que he soñado se va al diablo por ti, pero… ¿Por qué?
¿Por qué he de dudar de tu aspecto? ¿por qué he de dudar de ti? ¿por qué no he de confiar en eso que me es tan humano, que no me es nada ajeno, que es todo para mi tan peculiar?
Y sin embargo te obsequio.
Te obsequio mis días con sus noches contadas, te obsequio aquella tarde de verano que vimos las estrellas desaparecer, las nubes moverse y tú, tú en estado moribundo, muriendo y viviendo delante de mí, muriendo de ganas de decirme que sí y que no y viviendo con un aspecto, con un aspecto óseo que miro y alzo la cabeza al cielo y pido por los cielos que algún día miramos, y digo ¡No! No estás tan lejos, no estás tan perdido ¿De quién?
De mí que día a día me tienes, que me pierdes y que me escondes pero que no puedes olvidarme, que no  puedes deshacerte ¿De qué?
De todos los días, de todas las horas de cada momento, de cada instante, porque  sin eso yo sé que tu vida estaría incompleta, yo sé que tu vida estaría buscando
¿En dónde?
Aquí, en el mismo lugar donde te conocí, en la misma ciudad donde nacimos, en el mismo lugar donde posé mis ojos en los tuyos, en el mismo lugar donde nos volvimos a encontrar, después del tiempo, después del cielo, a pesar de la gente y contando cada uno de los instantes que pasé pensando que no estarías y si, si estabas en mi pero faltaba encontrarte como todas las cosas que necesitan tener su complemento, como todas las personas que buscan más allá aquél aliento que los ayude a encontrarse tal vez a sí mismos, a encontrarse con sus propios sentimientos en una sola persona y tus sentimientos ¿Acaso tienes?
Acaso tienes sentimientos de una manera u otra, acaso piensas y sientes más allá de tu blanca tez y tu par de ojos constantes que me siguen hasta desaparecer, hasta creer en lo más absurdo en lo más profano y de ahí me levanta
Me levanta tu aliento, tu mirada y la mía, tu inhóspito y furtivo encuentro, Aquella mirada pasiva y aquel desenlace tan amargo, me levantan día a día las ganas de tenerte, de amarte y de matar.
De matar las ganas que me corroen, aquellas ganas de decirte mil cosas y no decirte ninguna, aquellas ganas de hablar mientras he callado tanto, aquellas palabras que ensayé tantas veces y que jamás las dije.
Decir, decir no vale nada ante ti, ante tu esqueleto, ante tu anatomía porque tus palabras son oro y mis oídos las guardan como cualquier tesoro.

Y fue allí cuando decidí que debía cambiar.

Cuando me miré no me encontraba, veía pedazos que faltaban tal y como si fuera un rompecabezas.
Miré.
El problema: tú.
Estando tan lejos y seguía ssiendo el problema.
Quería que te fueras.
Vete.
Más lejos de lo posible, pero regresas y vives en la misma ciudad que yo. Pero siento un descanso cuando no estás aquí, cuando te se tan lejos.
Mi alma no descansa porque te quiere aqui.

Sí, quedamos prisioneros.

Quedamos prisioneros en la nada, a la espera de un encuentro.
 Quedamos prisioneros de tus ideas tan erróneas del amor y de mis pensamientos idealistas sobre él.
 Quedamos suspendidos en el silencio de palabras ensordecedoras que dieron fin a algo que no tenia comienzo.
 Quedamos prisioneros en un mar que sólo nos lleva a ti y  a mi al mismo lugar, tan lejos.




 Quedamos prisioneros hasta que queramos lo contrario, hasta que...

martes, 19 de julio de 2011

Tal vez.

Igual y no lo puedo creer, igual y pasan los días y sigo irremediablemente, terriblemente, igual que ayer, le he perdido el miedo a muchas cosas y he ganado temores que no tenía.
 La realidad golpea mi cara, el vaiven de tu mirada me contagia, me envenena. Me levanto, hago trizas un papel en el que escribía, me siento, no tengo sueño, no tengo vida, la pierdo, la gano de nuevo con un suspiro, se reduce mi alma a la visión renovada de tu camino largo y forzoso, nadie entiende, yo si, te mareas, te hacen daño los recuerdos, a mi me mantienen viva, te recuestas, sabes que piensas en mi pero no lo aceptas, acepto que pienso en ti pero no lo hago. Quiero quererte en silencio y lo grito, gritas que me has olvidado y no lo haces, estás. De noche, yo de día, mañana, perdiste la cuenta. Perdi la ruta, me encaminas, tocas el cielo, me caigo, me levantas, no te das cuenta, eres cómplice de mi en cada una de mis necesidades, me destruyes sin piedad.

 Sintiendo tan poco y guardando tanto, pude comprender que por mas que diga que me vales madre o que no me Interesas, logro discernir en mi interior tu mirada, tus ojos como si fueran parte de mi, puedo ver que eras tú, a pesar de todo, lo que buscaba mi corazón, pero no quiero que lo sepas, no quiero que lo transformes, no quiero que lo arruines de nuevo, si algo quiero es que dejes de usar disfraces, No me gustas para nada con tus actitudes afiladas, no me gusta tu desprecio, no me gustan tus ironías, tengo miedo de no poder con esto, miedo de que todo lo arruines nuevamente, miedo a todo, y a nada a la vez.
 Después de mucho tiempo se que la vida nos encontrará, que muy lejos de este lugar te volveré a encontrar y nada será como es, tal vez ya no seamos lo que somos, tal vez nos equivocamos de por de más.
Tal vez.

lunes, 18 de julio de 2011

De historias breves y otros comienzos

Se fué. Simbolizando una nueva entrada en mi vida y comenzando a huir de paradigmas interminables.
Vino. Como las olas del mar arremeten de pronto en las rocas, dejando en ellas un constante filo de desgracia en donde se graba a tiempo a tientas y sin demora las huellas que deja el tiempo entre ambos.
Asi dejó el tiempo entre nosotros, como si hubieras venido a diario, como si hubieras taladrado en vano las esperanzas.
No hay lugar a arrepentimientos ni de falsedades.
Orillame ahora a buscarte en donde no te pudiera encontrar jamás.
Auséntate y vete lo más lejos posible para seguirte buscando noche tras noche en sueños profundos y agonizantes.
Haz caso omiso del dolor que emanaban mis ojos cuando te tenía y no.
Ahora ya no eres nada y en el vacío de cualquier silencio te apareces amenazando un regreso, un regreso inevitable.
Te olvidé y no. Al regreso de tu ocaso donde todo para ti es nada y en mi, en mi sigues constante en palabras pero no en hechos, en eso ya no.