Te reflejas, en el casi espejo de un desconocido, te amontonas en escusas baratas sobre tu identidad oculta, siempre oculta.
Tratas de ocultar quien realmente vive en ti.
Eres frágil y despiadada. Te conocí casi sumisa ante el encanto de los ojos de quién a mi me gustaba. Te quise por amistad, pues me encontraste o nos encontramos justamente en el momento que más débil me sentía.
Ahora sé que eres fría y calculadora pero la ternura te desborda. Hablar de ti es causar confusión pues te quieren sin querer quererte por mera compasión.
Y como los gatos das el revés y te muestras tal y como eres, adiós dulzura y ternura y bienvenida la maldad que está por todo tu ser.
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