Llevas en la espalda las ganas de volver a verte, y en la cara mi sonrisa tonta. Hueles a verano y sabes a alegría. Tus frases suenan a desencanto, y mi risa habla tu nombre en idioma enamorado.
Porque somos idiotas de los buenos, de los locos. De los que cantan a la luna para que se vaya a dormir pronto, y con su sueño aparezca tu sombra, y yo pueda amarla un poco, como los idiotas hacen. Por eso estoy en un punto medio entre la locura máxima y la felicidad extrema. Por eso, y por infinitas cosas más, te quiero.
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